viernes, 28 de mayo de 2010

Romance de la Princesa

Pequeño e humilde intento de adentrarme en el romance y la poesía infantil. ¿Qué os parece?



Erase una vez que hace
mucho tiempo en una lejana
muy lejana tierra nació
una princesa muy sana.
Era niña alegre y risueña.
Era delicada y grácil.
Era como porcelana
con los deditos de marfíl.

Mas su príncipe no había
todavía encontrado por
ningún remoto lugar y
le ponía de mal humor
y le causaba desvelos
y le provocaba gran temor.

Entonces decidió recurrir
a una verrugosa bruja
con gran naríz y mellada
que fabricaba burbujas
sin pararse a decir "achís."
A ella le pidió un deseo:
un apuesto príncipe azul
que de ella haga un gran museo.

Pócimas y hechizos hizo
para hacer llegar al chico
lo más rápido posible
y diera ella un gran brinco.

Llegó a las siete en punto
montado en un blanco corcel.
Bajó el príncipe de un salto
y se colocó a su merced.

Pero ella un besazo le dio
y se transformó en un sapo
que abierta su bocaza dejó.
"¿Para qué quiero yo un sapo?"
lloraba la tal princesa
con lágrimas como focas.
"Otro beso debes darme
aunque sea en mis dos ancas
y así demostrarás tu amor"
musitó bajito el sapo.
"Esta bien, que así sea"
Y un sonoro beso le atrapó.

Surgió de nuevo el príncipe
y los dos se miraron.
Un beso a los dos unió
para siempre y por siempre jamás.

Devoraron mil perdices
hasta que no pudieron ya más.


domingo, 23 de mayo de 2010

En suspenso

Marcó sobre su piel tres puntos suspensivos...

Uno.

(Se posó sobre su mejilla izquierda)

Dos..

(Sobre su mejilla derecha)

Tres...

(Sobre sus húmedos labios)



Imagen: http://homepages.mty.itesm.mx/al790553/trabajos_anteriores.html

viernes, 21 de mayo de 2010

Rastros de un café

Laura sacudía el sobrecito de azúcar que el camarero había colocado estratégicamente junto a su taza. Miró su reloj mientras disolvía el azúcar en el café; las siete y media. Hacía ya veinte minutos que Paula y Cristina debían estar charlando junto a ella. Seguro que Paula se ha entretenido admirando sus nuevas tetas de caucho, murmuraba mientras dejaba la cucharilla gotear sobre el platillo. Su móvil se estremeció sobre la mesa. Era Cristina. No podía venir. Su hijo Fran volvía a tener anginas. Lo más seguro es que se las extirparan el viernes. El móvil volvió a vibrar dos minutos después. Esta vez era Paula. Sólo envió un escueto mensaje para no tener que dar demasiadas explicaciones.
Laura se había quedado únicamente con su taza de café. Dirigió su mirada hacia el exterior. Comenzaba a llover con fuerza. La gente corría en busca de un lugar donde refugiarse. De repente, la puerta de la cafetería se abrió de golpe. Una curiosa y desgarbada figura masculina entró tambaleándose hacía el interior. Con un suspiro de alivio pidió una gran taza de chocolate caliente. Laura lo observaba con sus ojos inquietos. Aún eran las ocho menos diez. El café se había agotado y lo único que le pedía su cuerpo era una gran taza de ese chocolate caliente.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Búsqueda

Yo imagino la búsqueda del amor como un viejo pescador que aguarda paciente a que se hunda el señuelo. Mascando chicle o una pipa de madera, bajo el cielo, tan solo con la brisa del mar como ruido de fondo. Sacando una bota, alguna goma, un pescado demasiado pequeño que tiene devolver al agua o demasiado grande que le deja amargas marcas en sus dedos y una respiración ronca debido al esfuerzo, por otra parte inutil puesto que su caña era demasiado débil para aguantar tanto peso. Pero respira hondo, cierra los ojos para sentir mejor la brisa y vuelve a probar con otro cebo que le dé más suerte. Y así, paciente, silbando su melodía preferida, aguardando a la pesca que solucione su cena.

Porque el mar está repleto de peces... (Espero)


domingo, 16 de mayo de 2010

Huída al interior

Una frágil lluvia caía sobre los tejados de Gijón cuando los vagones comenzaron su lento deslizar sobre los raíles. Atrás dejó la ausencia de un beso, las ataduras de un cuerpo y la agonía de la noche. En el camino, cuando el tren se aproximaba a Pucela, entró al vagón-restaurante. Pidió un manchado y se fijó tras el ventanal. Sintió a su espalda el aliento acostumbrado. Pero se volvió y percibió tan solo una sonrisa. Llegó a Chamartín con los rayos de Sol entrometiéndose en sus pupilas. Lo había logrado: por fin escapó de las cenizas.


viernes, 14 de mayo de 2010

Sonrisa

Esta mañana ha sido uno de esos días brumosos y de entorno gris que hacen demasiado forzada tu sonrisa. Una espesa sustancia oscura se revolvía dentro de mi estómago, succionando cada leve trazo de optimismo.
Caminé, como casi todas las mañanas, a tomar mi café. Pero en lugar de ir al sitio acostumbrado, decidí caminar un poco más allá y reencontrarme con una acogedora cafetería que hacía tiempo que no visitaba. Y justo al sentarme en la barra, me deslumbra una bella sonrisa que además me recuerda y me saluda después de tanto tiempo. Y yo me reconforto por primera vez desde que despegué de las sábanas. Y vuelvo a creer en el mundo y en su gente cuando, al salir, me despide con una sonrisa aún más amplia y un cálido roce sobre mi brazo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Sueño

Ahora me imaginarás de espaldas con el ruido del grifo de fondo. Mis pelos sucios y desgreñados por el día de limpieza. Sí. Lo siento. No soy la mujer de tus sueños. Tengo marcadas cartucheras, el comienzo de unas desagradables bolsas bajo mis ojos y unos pechos que hace mucho tiempo no levantan la vista del suelo.
Pero sucede que no me importa. Porque el relato se acaba, ¿sabes?

¿No has visto esa mariposa que ahora se posa sobre el fregadero? Lo ves. Yo también sé jugar. Piensa en esa mariposa. Solo en esa mariposa...


¿Quién será?


lunes, 10 de mayo de 2010

La Geometría del amor

Soy un fragmento que se abandona hacia ti...

Apenas una linea finita
que surge hacia tus labios
y se queda allí,
quieta.

En silencio.

Esperando tu aliento
y tu voz
y tu cordura.

Esperando que consigas completarme
y hacerme círculo infinito.

jueves, 6 de mayo de 2010

Desconocidos

Es un día frío y húmedo de Octubre. Carla, con la mirada caída, el embozo de su abrigo cubriéndole la cara, se apoya contra el cristal de una marquesina, esperando a que llegue el autobús número 91. Entonces, casi como si fuera una aparición, se sienta a su lado Paolo. Con un gorro de lana gris y una bufanda deshilachada verde que le cubre el rostro, pero que deja entrever unos ojos enrojecidos por el llanto.
Carla siente su presencia con una incomodidad extraña. Sabe que necesita consuelo, hablar siquiera con alguien frente a un café.

- ¿Ha pasado ya el 91?

Es su voz. La de él. Débil y temblona.

- No. Aún no. Yo también lo espero.- dice ella, con una sonrisa forzada, mecánica, casi triste.

De nuevo el silencio. El viento que silba. E inevitablemente, él rompe a llorar.

Pero ya dos luces se aproximan a ellos. Carla se levanta. Hace un amago hacia él. El 91 frena, abre sus puertas y ,nada más meterse Carla en el interior, las cierra sin esperar que aquel chico se decida a dar un paso adelante.

lunes, 3 de mayo de 2010

Distancia

Escucho lamentarse a un amigo por el móvil por los diez días de retraso que su pareja trae desde Kabul. Tiene un lejano acento gallego que se escapa sin querer de sus labios y una melena corta con mechas rubias que luce con coquetería.

Yo avanzo en el tren de las 18:08 hacia Recoletos. Cierro los ojos mientras las palabras se deshacen sin remedio.



Imagen: http://www.inewscatcher.com/2010/02/kabul-karzai-calls-indian-pm-regrets-kabul-attacks.html